Un día en el campo.

Todo el mundo que me conoce sabe que yo soy una persona de asfalto, pero este Domingo me convencieron para ir al Pinar del Rey, un campo que está en San Roque.

Resulta que el Sábado por la noche no íbamos a salir para irnos temprano a coger una barbacoa y una mesa, pero mientras que comprábamos las cosas nos entraron ganas de salir... tanto que a las 5 de la mañana todavía estábamos en La Élite. Increiblemente el Domingo G, D, MJ y yo nos levantamos a las 11 para irnos, y aunque todos hicimos este esfuerzo acabamos llegando al campo a la 1.

Tuvimos suerte y encontramos una mesa libre, pero barbacoas no quedaban ninguna... así que para poder comer teníamos que esperar a T, que traía una barbacoa de su casa. Mientras que llegaba echamos una partida al Cranium (juego con preguntas hiperfáciles y que a mis amigos les encanta). Sobre las 2 llegó T y nuestros vecinos de mesa ya habían terminado de hacerse su comida, con lo cual nos cedieron amablemente la barbacoa. Y, a partir de ese momento, todo fue un sinfín de comida: pinchitos, salchichas, chorizo, chuletas, patatas, salchichón, dulces variados, etc. Estuvimos comiendo y charlando hasta que empezó a oscurecer y ya hacía más frio (para muestra la foto de abajo).

Yo, envuelta en mi manta perruna, pasando mas frio que robando pingüinos.

Recogimos las cosas y nos fuimos al cine a ver una peli que nos viniera bien por la hora... y la que coincidía era Saw V... menuda orgía de matanzas, sangre y visceras. Se me levantó un poco el estómago después de haber comido tanto, pero por lo menos la peli tenía una historia común que estaba bien desarrollada.

Y de ahí a casa de D a comer pipas y seguir charlando, hasta que llegó un momento que yo ni comía pipas ni charlaba... Era la hora de volver a casa y dormir a pierna suelta después de haber pasado un día respirando aire puro en el campo.